La Cumbre histórica para salvar el euro coincidió con una cita también muy esperada: la Eurocopa de fútbol. El primer día de reuniones congregó a los líderes europeos no solo ante la encrucijada del euro, sino también frente a las pantallas de televisión que mostraron cómo Italia eliminó a Alemania, un presagio de lo que sucedería en las horas siguientes, cuando dos economías periféricas (Italia y España) metieron un gol a una Alemania aparentemente imbatible.
Y es que esta crisis, que a primera vista podría parecer meramente económica o financiera, es en el fondo un asunto político, que ha puesto en evidencia la profunda fractura existente a lo interno de la Unión Europea, entre la Europa deudora del Sur y la Europa acreedora del Norte.
Esa Europa acreedora, representada principalmente por el antiguo eje franco-alemán y los países nórdicos, impuso durante los últimos años, una austeridad autoritaria, en la que el control del déficit se convirtió prácticamente en la única política económica.
Cuando la austeridad ahogaba a las economías del Sur y amenazaba con sumir en una nueva recesión a todo el continente, los países del Sur de Europa, encontraron un aliado en la nueva Francia social-demócrata de François Hollande. Pidieron estímulos al crecimiento y una mayor “solidaridad financiera” para frenar las tensiones en los mercados de deuda.
Para Alemania, no obstante, la crisis de deuda es en realidad un instrumento político de presión para demostrar la necesidad de las reformas estructurales y forzar a una Francia que históricamente se ha negado a ceder soberanía.
Además, para la mentalidad de Europa continental, los mercados financieros no son los que tienen que marcar los tiempos de las decisiones económicas, a diferencia del capitalismo anglosajón. Hay que recordar además que “los grandes cambios en los sistemas complejos de toma de decisiones en la Unión Europea, sólo se dan cuando se está al borde del precipicio”.
Y así fue como al borde del abismo, Europa dio un balón de oxígeno a los países asfixiados por los mercados. Tal y como sucedió en la Eurocopa, parece que España es la principal ganadora de esta Cumbre, aunque ninguno de los españoles que se lanzaron a la calle para celebrar el triunfo futbolístico se acordó por un momento ni de la crisis ni de la prima de riesgo.
Diana Campos Candanedo. Encuéntrame en